Por Gabriel Palazzo y Martín Rapetti
Una larga tradición en la teoría económica ha considerado al tipo de cambio real (TCR) como un determinante clave del resultado de la balanza comercial. Sin embargo, varios estudios empíricos han encontrado estimaciones bajas de las elasticidades del comercio exterior a nivel agregado y, en consecuencia, han cuestionado este argumento. En este trabajo, mostramos que para entender y estimar el efecto del TCR sobre la balanza comercial es crucial explorar la existencia de respuestas heterogéneas de los diferentes productos transables respecto a los movimientos del TCR. Utilizando datos del comercio exterior de Argentina a cuatro dígitos de de desagregación del CUCI; rev.2, estimamos las elasticidades macroeconómicas del comercio exterior a través del método del Mean Group, el cual permite heterogeneidad de respuesta entre productos en las estimaciones. Encontramos una amplia gama de respuestas heterogéneas de las exportaciones e importaciones a los movimientos del TCR a nivel de producto. La elasticidad estimada del TCR en los productos diferenciados y en los bienes manufactureros de uso intensivo de mano de obra es sustancialmente mayor que la de los productos primarios y homogéneos. Partiendo de las elasticidades estimadas a nivel de producto, obtenemos una «baja» elasticidad-TCR agregada de las exportaciones cuando las ponderamos por la canasta comercial de Argentina. Mostramos que este resultado es una consecuencia de la estructura económica del país, debido a que las exportaciones están fuertemente especializadas en productos primarios y homogéneos. Consideramos estos resultados relevantes ya que permiten tender un puente entre dos visiones contradictorias en la literatura sobre el desarrollo económico y el rol del TCR. Incluso en países con «bajas» elasticidades agregadas, el tipo de cambio real puede ser una variable importante para el desempeño económico de largo plazo. Un tipo de cambio real competitivo y estable, por ejemplo, puede facilitar el crecimiento económico al estimular la inversión en actividades de producción de bienes más complejos/diferenciados en países que se especializan en la producción de bienes primarios y homogéneos y, por tanto, tienen «bajas» elasticidades agregadas. Este parece ser el caso de varios países de América Latina, entre ellos Argentina.
